martes, 9 de julio de 2013

                                       Oda a Leucono

                                                   Horacio

No indagues, Leuconoe; vedado está saberlo
qué destino los dioses a ti y a mí nos dieron,
y no de Babilonia consultes los misterios.

Vale más, como fuere, aceptar el decreto,
ya nos conceda Jove contar muchos inviernos,
o ya sea éste el último en que abatirse vemos
contra escollos tenaces las olas del Tirreno.

Sé prudente, buen vino consume de lo añejo
y largo afán no entregues a plazo tan pequeño.
Mientras hablamos huye con la palabra el Tiempo.
¡Goza este día! Nada fíes del venidero.

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