Valete
Catulo
Vivamos, Lesbia, amemos:
que nos importe un bledo
el cuchicheo de los viejos.
Puede morir el sol y renacer,
pero, una vez que muera nuestra breve luz,
una y eterna noche dormiremos para siempre.
Dame mil besos, después cien,
luego mil y otra vez cien
hasta otros mil y luego cien más.
Y, cuando ya sumemos muchos miles,
borrón y cuenta nueva para que no sepamos
cuántos besos llevamos ni lo sepa
ningún intruso envidioso.
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