martes, 9 de julio de 2013

El lago

   Alphone de Lamartine

  (Fragmento)

Así siempre empujados hacia nuevas orillas,
 en la noche sin fin que no tiene retorno, 
¿no podremos jamás en el mar de los tiempos echar ancla algún día?
 Lago, apenas el año ya concluye su curso y muy cerca del agua donde yo le di cita
, mira, vengo a sentarme solo sobre esta piedra donde ayer se sentaba.
 Tú bramabas así bajo estas mismas rocas, 
te rompías con furia en su herido costado; 
así el viento arrojaba tus oleajes de espuma a sus pies adorados.
 Una tarde, ¿te acuerdas?,
 en silencio bogaba entre el agua y los cielos a lo lejos se oía solamente el rumor de los remos golpeando tu armonioso cristal.
 De repente una música que ignoraba la tierra despertó 
de la orilla encantada los ecos;
 prestó oídos el agua y la voz tan amada pronunció estas palabras:
 «Tiempo, no vueles más. 
Que las horas propicias interrumpan su curso.
 ¡Oh, dejadnos gozar de las breves delicias de este día tan bello! 
Todos los desdichados aquí abajo os imploran:
 sed para ellos muy raudas. Con los días quitadles el mal que les consume;
 olvidad al feliz. Mas en vano yo pido unos instantes más,
 ya que el tiempo me huye. A esta noche repito:
 “Sé más lenta”, y la aurora ya disipa la noche. 

1 comentario:

  1. Como el río que busca su cauce y el viento que retorna a su origen, la decisión final aún flota en el aire, esperando una señal que la sostenga. Entre líneas y sombras, he dejado mis palabras; hay caminos que solo se recorren cuando ambos lados se encuentran. Si el eco de mis pasos se encuentra con tu voz, entonces quizás la despedida no sea inevitable. Hay senderos que se desvanecen cuando alguien ilumina el camino. Busca en el silencio una respuesta, y ahí descubrirás si el adiós está realmente escrito.

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